La inmigración que vivimos

Estoy harto de escuchar lo que diariamente nos lanzan por todos los medios de comunicación sobre la cantidad de inmigrantes que siguen llegando en pateras y cayucos a nuestras costas. Es indignante el tratamiento que se está dando a este tema.

Parece que nos hemos olvidado que hace 70 años millones de españoles tuvieron que huir en masa hacia diferentes países y que fuimos acogidos en todos ellos: Francia, Alemania, Suiza, Argentina, México, ... ¿Que hubiera sido de todos ellos si los respectivos gobiernos les hubieran rechazado y devuelto a España? ¿Ya se nos ha olvidado esta experiencia?

Pues hoy estamos viendo el mismo tema pero desde el otro lado y no podemos permitir que el estado de mejor situación que gozamos en estos momentos se nos suba hasta el punto de tratar a estas personas como animales. ¿Es que alguien cuando nació llevaba un sello en el culo que decía "fontanero y senegalés"; "informático y español"; "escritor y mauritano"? Pues no, tanto la condición de habitante de un país como la profesión, no nos es dada al nacer y la nacionalidad nos marca definitivamente por el entorno en que hayamos tenido la suerte o la desgracia de encontrarnos, y ante eso siempre me gusta preguntar lo mismo ¿quien tiene derecho a decidir que esa persona no puede moverse hacia un lugar donde optar a mejores oportunidades? ¿En que lugar de las montañas y de los campos están definidas las fronteras para dividir el mundo. Las fronteras no son sino un invento político que divide, y en un siglo en el que hablamos de Aldea Global, ya está bien de mantener estas falsedades.

Y sobretodo, dejemos de ser doblemoralistas con este tema, la inmigración está haciéndonos un gran favor pues cubren una serie de puestos de trabajo que el españolito de a pie ya no quiere hacer, sobretodo hostelería y construcción.

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